15 jul 2009

Me ha costado tanto trabajo soportar este maldito sitio. Llevo encerrado casi dos semanas, con un poco de comida y un poco de agua (aunque no podría llamar a eso comida, ya que ni siquiera las ratas se lo comen). El frío me está matando, entra por todos los lado de la celda y por más que me cubra no puedo deshacerme de él por completo. Nunca pensé que el encierro fuera tan terrible, de haber sabido hubiese preferido declarar al momento del primer interrogatorio, pero no, no quise hacerlo fingiendo ser amigo de la causa, maldita sea la causa.

Mientras esa bola de patanes está tomando vino, comiendo pan y divirtiéndose por el supuesto triunfo, yo estoy encerrado en un cuartucho frio, soportando los golpes y humillaciones de los policías, ¿acaso eso es el triunfo?, triunfo para ellos, para el gordo de Hernández, amante de la lucha desde el escritorio de madera y la silla de piel, para él sí que es una victoria pero para el ciento de idiotas que estamos encarcelado no lo es y se lo podría preguntar a cualquiera de ellos, obteniendo la misma respuesta.

En las primeras horas de arresto estuve en pie de lucha, defendiendo nuestros supuestos ideales, creía en la demás gente, en todo el movimiento, sin embargo, ya son dos semanas las cuales estoy prisionero y tal vez el tiempo se alargue ya que escuché a un compañero decir que somos los mártires de la revolución, que nuestras vidas no valen casi nada comparadas con aquel triunfo. Después nos pondrán alguna imagen o una simple inscripción de nuestros nombres para recordándonos por la eternidad, todo eso es basura porque no están viviendo el tormento de nosotros, los victoriosos no tienen sangre en el rostro, ni las palmas quemadas, ni siquiera tienen un simple rasguño, que mierda es la ideología dada a las masas.

Todas las noches, los compañeros cantan para levantar el ánimo, me tienen hasta la coronilla con aquellos himnos al pendejismo, himnos que alaban la muerte de los hombres para el bienestar de otros tantos, no obstante, he llegado a creer que eso no sirve, que el hombre es un ser guerrero por naturaleza, o mejor dicho por un instinto, a la naturaleza no la metamos en nuestros problemas. Por más que se busque el bienestar de la raza humana nunca se podrá alcanzar, simplemente el exterminio total de cada uno de los seres sería la salvación o al menos de todos los parecidos a Hernández, de los políticos incapaces de ver la realidad, de los líderes corrompidos por el poder, en pocas palabras: la mierda de la sociedad.

El frío continúa trabajando y yo debo dejar de pensar en tanta basura, porque sino sólo lograré la perdida de la razón. Sé que hice mal al combatir a los gobernantes en turno sin antes conocer por completo a las personas con las cuales iba a lidiar. Tiramos a una sarta de simios y dejamos a otros igual, creo que la idiotez no sólo es para las clases dirigentes, todos nos vemos envueltos en ella, saltamos de un lado a otro, somos rojos, somos negros, hasta hemos llegado a ser grises pero eso no quita la estupidez en nosotros.
A mi parecer la única salida existente es la autogestión, pero se necesitan entes pensantes, VERDADERAMENTE PENSANTES, para poder lograrlo, mientras estamos aquí, pasando frio, hambre y un remordimiento terrible por ayudar a otros en vez de hacer algo por nosotros mismos.

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